domingo, 21 de agosto de 2011

En la netbook 1 millón está el MODELO

Reparamos poco, o al menos no lo suficiente, en este video:




Ahí está el MODELO. En la entrega de la netbook 1 millón, en Tecnópolis, con chicos de todo el país, financiadas por el ANSES, con aportes de todos los trabajadores, con contenido del Ministerio de Educación, y con proyección para 2012 de entregar el 100% de la computadoras de producción nacional. Es impresionante. Somos afortunados al poder verlo, vivirlo, de poder estar caminando esta historia.
Los Caparros, Abraham, Lananta, hablan de lo que los K llamamos el "modelo"; para ellos, en sus propias palabras, es sólo poder y dinero, encierra negociados, intereses mezquinos, o es simplemente todo una "caza permanente de votos".
Me alegro en disentir. 
Constantemente se busca desde los gobiernos "cazar votos", ser legitimados por el voto popular, ser apoyados; naturalmente eso es así; los que estos intelectuales del establishment deducen es que los K sólo consiguen adhesiones mediante el clientelismo, el dinero, el chantaje, la dádiva y el sometimiento. Concuerdan que "Menem hizo menos daño al país que Kirchner, que tenía la sangre del dictador". 
Bueno, poné los fideos que cayó la tía!
Lo que se niegan a ver, es que en Argentina hoy, se buscan adhesiones, se activa a la militancia, con las convicciones, las ideas, y el poder (el poder, para transformar lo que es un necesidad en derechos). El Plan Conectar-igualdad, a la vista de aquellos intelectuales (sofistas, en otros tiempos, por charlatanes y embusteros), es una buena idea, pero contaminada por el hambre de poder K; es una estrategia oportunista para captar los votos de quienes la reciben.
Claro, no quieren ver (o no los dejan ver), o de tanto odio se ahogaron ya en su propia mierda, lo que significan 1.000.000 de notebook en las escuelas públicas, el fenómenos de inclusión y acercamiento a las nuevas tecnólogias que de otra manera no podría ocurrir, el contenido educativo y pedagógico, junto al aporte a la enseñanza que implican estas herramientas, y por último, la apuesta a la producción nacional, que genere mayor mano de obra, nuevos puestos de trabajo y mayor inclusión; la notebook 1.000.000 para un pibe con discapacidad visual, todo un símbolo de la igualdad, la inclusión y el respeto por el otro. Todo ello, junto a Tecnópolis, la mega muestra más impresionante de apuesta al futuro, de clarificación y centralización de una política de Estado, como es la de Ciencia y Tecnología.
Esto es el MODELO.
Las anteojeras no se lo dejan ver. Habrá que ir corriendo los velos, aún a los que pensamos alguna vez a nuestro lado.

jueves, 18 de agosto de 2011

Reacciones del sin-sentido


Somos parte de esos 10 millones que la votaron a Ella. Somos parte de esa mitad que entró a miles de cuartos oscuros a elegirla. Confiados, convencidos, agradecidos, esperanzados, comprometidos; incrédulos, no muy convencidos, silenciosamente agradecidos, algo ilusionados, con no mucha responsabilidad de nuestra parte.
Fuimos a votar, si. No importa si lo que nos motivó fue la obligación de cumplir la ley, o la conciencia del esfuerzo y la entrega de tantos argentinos para que podamos hacerlo, o la alegría de apoyar un proyecto, un candidato. En fin, fuimos.
Nos encontramos con que éramos unos cuantos. Algo así como 10 millones que la habíamos votado a Ella. Pero también, y desde el Día D-espués, amanecimos siendo la “mitad mantenida por la otra mitad”, “el voto de los negros cabezas”, “los beneficiados por planes trabajar a montones”, “la masa ignorante, bruta, fea y encima ultra-k”, “los que no queremos trabajar”, “los mismos negros clientes de siempre”, “las embarazadas adolescentes felices”, “a los que el gobierno paga para tener hijos”, “a los que le regalan lotes, casas y comida”, “los que no queremos estudiar ni trabajar”, “los que vendemos nuestro voto por un chori y una gaseosa”, “los que no tenemos ni cerca, DIGNIDAD e inteligencia”.
No sabíamos que odiaban tanto cuando no pensamos como ustedes. Es así, no es que nosotros pensamos y ustedes piensan distinto. Más bien, ustedes piensan y nosotros nos subordinamos a sus ideas, y encima tenemos el “tupé” de contradecirlas. Porque el ser críticos es una cualidad de ustedes. De este lado, sólo nos vendemos al mejor postor, hacemos y dejamos de hacer según nos convenga. Ustedes no hacen y deshacen según sus interés mezquinos (cierto, ustedes siempre piensan en todos los argentinos. Los “bien”, obvio). Lo hacen por la patria. Patria que les pertenece. Ustedes son la patria. Los que la votamos a Ella, no hacemos patria. Hacemos ¡cagadas!, de ignorantes y ventajeros que somos.
No tenemos derecho a votarla. Tampoco tienen ustedes porque respetarnos. ¿Aceptar nuestra voluntad?, vaya cosa. Siempre escuchamos cuando nos hablan de república, de democracia, de aceptar otras ideas u opiniones, de valores, de instituciones, de respeto por el otro, de no agredir, de no odiar. Nunca esos conceptos nos caben. Siempre somos ajenos a ellos. La agresión, el odio, la falta de respeto, la intolerancia hacia nuestras ideas, en su boca y en sus acciones, es casi un acto de justicia divina. ¿En nuestras manos? Sobre eso hay cientos, miles de estruendosas y falaces editoriales y columnas escritas. La pregunta sería qué hacer, cómo actuar, qué decir para que la balanza se equilibre algo, un poco.
Cuando hace algunos años el gobierno nacional perdía notablemente el apoyo popular, a partir un conflicto manipulado, extremado casi banalmente, usado y articulado por los intereses más poderosos, y materializado en la elección legislativa del 2009, parecían soplar aires de republicanismo y verdadera democracia. Lo necesario había pasado, ahora se transitaba una lenta (o rápida) agonía, preanuncio de una muerte segura. Pero el “monstruo”, a la luz de los hechos, no sólo que no murió, sino que renació fortalecido. Como el Ave Fénix, pero peronista.
Y en todo este camino, se dijeron muchas cosas. Pero existe una, que toca una fibra muy sensible de NOSOTROS. Y en este punto, ya no hay posibilidad de hablar como individuos, como ciudadanos aislados; somos parte de un colectivo, de un movimiento, que nos interpela y nos representa, al igual que nosotros lo representamos a él. No hay colectivo sin ciudadanos, no hay ciudadanos sin colectivo. Ya no actúo, vivo o siento. Más bien, actuamos, vivimos o sentimos. Esto no significa, movernos irracionalmente atrás de la masa; implica más bien, pensarnos y repensarnos como miembros de algo que nos antecede, nos supera y nos trasciende.
Eso que se dice, con los que nos describen como colectivo de ciudadanos que votamos a Ella, es nuestra profunda irracionalidad e ignorancia. Pero… ¿acaso no es irracional pensar que 10 millones de personas votamos una propuesta de gobierno, por “mantenidos” y “vagos”?; ¿no es de necios sostener que nuestra elección no tiene más explicación que un plan social, 180 pesos o un choripán?; ¿no es de una soberbia y pedantería obscena creer que el trabajo, esfuerzo y dedicación que ustedes realizan, es para mantener nuestra vagancia y desinterés? Se ha llegado demasiado lejos. No debería existir el momento en que las palabras aparecen vacías de todo sentido, como eslabones de una maquinaria, de una rueda perversa que gira sin rumbos ni destinos, pero que corre y lleva por delante todo obstáculo que impliquen los argumentos, los pensamientos, las realidades, las sensibilidades, las solidaridades, las profundidades y complejidades propias de esta etapa histórica.
No son cifras ni estadísticas lo que se necesita para contradecir esa línea de ¿pensamiento?, porque nunca son suficientes ni lo profundamente convincentes. No basta con explicar que a Ella la votaron en los barrios, en los pueblos y ciudades, en las zonas productivas, en la Argentina profunda que representa el NOA-NEA, en el sur más lejano, en los grandes centros urbanos. No alcanza con explicar que millones de abuelos accedieron a su jubilación, y vieron hacer realidad un derecho que les pertenece. No es suficiente, que los estudiantes vean renacer sus escuelas técnicas, que puedan estudiar con una computadora sin diferencias ni exclusividades, que vean incrementar el presupuesto educativo, que se apoye a la ciencia y la tecnología como apuesta al presente y futuro, que la matrícula en las escuelas haya crecido 25% este año. La educación es un derecho, y es una realidad. Acaso incentivar, promover y generar condiciones para que los chicos y no tan chicos vayan a la escuela, ¿es crear vagos?
No alcanza (y ahora les hablamos a ustedes a la mitad que dice mantenernos), con levantar la copa a fin de año y pedir por los pibes que no tienen que comer, o pensar cuantos chicos no tienen un regalo o un pan dulce para celebrar. Las palabras y los lamentos se van con las burbujas del champagne de año nuevo. Los millones de puesto de trabajo recuperados, y con ellos la dignidad del salario, de la pertenencia y la valoración, no son méritos secundarios de este proyecto político. Pero, no son suficientes claro.
No se puede superar el sinsentido del desprecio al otro. Todo es un plan macabro, todo se hace en busca de un rédito oculto, todo es clientelar, todo es por un voto. En definitiva, y desde esta lógica, nada es nada. Nada vale la pena. Todo es plata, intereses y rédito. Nada trasciende, no hay historias, tradiciones, memoria, verdades, derechos.
Falta aún demasiado. Pero esto es mucho más que el cierre de las escuelas técnicas, que la ida de miles de científicos y mentes argentinas, que la exclusión y la falta de oportunidades, que el cierre de fábricas e industrias y la catarata de importaciones y productos “made in”, que el recorte y el estancamiento del salario y de las jubilaciones; mucho más que el Estado que brindaba con pizza y champagne con los poderes económicos, explotadores de los argentinos.
Sobran las razones para defender las ideas, las conquistas, los logros. Cuando se supera el prejuicio hacia el otro, se encuentran explicaciones que jamás hubieran aparecido.
De la estigmatización, la subestimación, el desprecio y el odio hacia los 10 millones, se desprende el primer paso de la ignorancia, que es presumir de saber.
Allí es donde el ignorante, ignora su ignorancia.
Allí es donde pierde.
Nosotros, GANAMOS.